Dentro de unas pocas horas cumplo 36. Uno piensa hacia atrás, y cuando tenés 15 años y pensás lo que te falta para llegar a los 30, te quedás tranquilo, porque es básicamente otra vida entera más, y pensás todos los recuerdos que tenés durante esos primeros quince años, y son tantos, en tantas etapas distintas que parece mucho más. Te creés que ya sos bastante grande, y pensar que pasaste desde bebé a la pubertad te hace creer que de ahí a los 30 tenés para rato.

Pero abrís y cerrás los ojos y tenés 36. Pasaron 21 años desde esos 15, y dentro de esos 21 años, pasaron muchísimas cosas, pero sin embargo no parece tanto como los primeros 15, y además pasaron mucho más rápido.

¿Cual es el yeito que tienen los 36? Es que ya empezaste la recta final de los 30 hacia los 40. De los 30 a los 35, estás creciendo en tu década de los 30, pero cuando pasas al 36, ya empezaste la cuenta regresiva hacia los 40.

Ojo, no tiene nada de malo cumplir 36, ni 40, pero te hace pensar. A esta altura, cada año es más importante que el anterior por varios motivos.

Primero, está la salud física. Ya tu cuerpo no es el mismo que en la adolescencia, y si lo maltratás, a esta altura se notan las consecuencias. Ponerse en forma a esta edad cuesta el triple que a los 20, y si ya venís en la lona, es mucho más difícil.

Segundo está el tema de la salud mental y afecciones. Valorás el triple la calidad de cada momento; con quién lo pasás, como lo pasás y que hacés. Intentás no perder tiempo con cosas que no suman valor a la vida. Apreciás más estar pasando un rato con seres queridos, descansando, respirando aire limpio y estando presente.

¿Y qué pienso yo de mis 36 años

Hasta los 15 no tengo mucho que decir. La pasé bárbaro siendo niño y haciendo lo que tenía que hacer.

De los 20 a los 30 me dedique a hacer mayormente estupideses y a perder mucho tiempo, de el cual si me pongo duro conmigo, me arrepiento, pero por otro lado pienso que fué el camino necesario para llegar al nivel de maduración que tengo hoy, que no se si será super o no, pero yo estoy bastante contento y convencido del mismo (consciente de que me queda mucho camino para recorrer). Pero me veo a nivel general en una maduración que me tiene en paz interna. Me podrá ir bien o mal, pero estoy convencido de lo que hago, y tengo mis valores que me guían en, y aunque muchas veces entran en conflicto con “lo que hacen todos los demás”, yo estoy tranquilo con mis elecciones.

Creo que el hecho de haberme forjado mis valores a prueba, error, golpe y estupideses, hace que los mismos sean más firmes. Nadie vino con un libro y me convenció de un día para el otro en lo que tengo que creer y como tengo que actuar, si no que me amoldé a los ponchasos durante estos 36 años.

Y dentro de las experiencias que nos forman y nos llevan a ser lo que somos, tenemos que identificar cuales fueron por elección propia, y cuales nos tocaron. Por ejemplo, si alguien tuvo un accidente que le cambió la vida por manejar alcoholizado, esa fué una elección propia con la que va a tener que lidiar psicológicamente de manera muy dura, mientras que si su problema es que perdió a un ser querido,, no fué su elección, si no que le tocó.

Creo que es clave analizarse abstrayendose de uno mismo y viéndose desde afuera con total honestidad dejando el ego de lado. Cuando te observás, no hay nadie juzgando más que tu mismo, por ende, nada te debería de dar vergüenza. Sin embargo muchas veces sucede que sí, y en esos casos, ahí se levanta una banderita que te indica que tenés que detenerte en ese punto y analizarlo a fondo. Si tu ego te saca con excusas, vas por el mal camino; tenés que verte desnudo.

Eso es cuando uno mira hacia atrás, pero también se puede (y hay que) mirar hacia adelante. ¿hacia donde quiero ir? ¿Estoy en un camino que por lo menos apunta en la dirección que quiero ir? ¿Tengo forma de encontrar un camino más firme y directo? No siempre uno tiene el camino directo del punto A al B, y eso está bien. Es más, muchas veces empezamos con intención de ir al punto B y en el viaje vamos aprendiendo que en realidad es mejor ir a C o D. Pero lo importante es ser consciente de que vamos por un camino, y que ese camino tiene una dirección, e identificar si esa dirección nos acerca o nos aleja de nuestro objetivo.

Algunas lecciones muy importantes que he aprendido en estos 36 años, sin orden especifico:

  • Identificar quienes son “seres queridos” de verdad y cultivar esas relaciones.
  • No importan los enemigos, no vale la pena perder tiempo con ellos. Enfocarse en los seres queridos.
  • Estar chequendo constantemente de ir en el rumbo que queremos ir.
  • Encontrar e identificar nuestros valores internos y vivir en función de ellos. Énfasis en NUESTROS VALORES INTERNOS. No comprar valores adoctrinados simplemente para tener valores. Forjarlos nosotros.
  • No perder tiempo. De los 15 a los 30, no perder tiempo con cosas que no suman (TV, fiestas, joda, etc.) Enfocarse en salud, deporte, vivir el presente y trabajo. Más que nada entre los 20 y los 30 que es cuando más vamos a poder hacer eso. Son los años que tenemos más energía y que podemos ser más productivos y que nuestro esfuerzo rinde más, y generalmente los desperdiciamos. Ojalá me hubiese dado cuenta de esto antes. A veces pienso ¿por que nadie me lo dijo antes?, y no te lo tienen que decir, lo tenés que entender tu. Si me lo hubiesen dicho, me hubiese entrado por un oido y salido por el otro. De hecho, probablemente me lo hayan dicho, y haya sucedido justamente eso.
  • Siguiendo el punto anterior, si te das cuenta de algo que tuviste que haber empezado antes, no pierdas ni un segundo más lamentándolo y EMPEZÁ YA. Nunca es tarde para empezar, y como dice el proverbio Chino, “El mejor momento para plantar un árbol fué hace 20 años, el segundo mejor momento es ahora”.
  • Acción! No procrastinar. Eso de “arranco el Lunes” no va. Si te decidiste a hacer algo, arrancá ya.
  • Hábitos: Los hábitos te definen. Si todos los días salís a correr, vas a ser un runner. Si todos los días hacés la cama, vas a ser una persona prolija. Y esos hábitos terminan definiendo tu forma de actuar globalmente.
  • Nadie es dueño de tu vida. Ni tu pareja, ni tus padres, ni tu jefe. Tu vida es tuya y por más que a veces no sea fácil romper relación con alguien que se apropia de ella, por lo menos sé consciente de lo que está pasando e intentá manejarlo de la manera que creas que debas manejarlo. Pero que no te pasé por arriba la situación sin saber que es lo que está pasando.
  • No gastes plata al pedo en boludeses. Todo lo que compres tiene que sumar valor. Si no lo necesitabas hace un tiempo, probablemente no lo necesitás ahora.
  • Desprendete de las cosas materiales. Todo objeto material que tengas te esclaviza un poco. Primero y sin pensarlo, desprendete de lo que no usás, ya sea ropa u objetos. Si no lo usaste en un año, no lo vas a usar. Segundo, no sumes cosas materiales a tu vida, TODAS te esclavizan un poco. No necesitás la mejor TV y un playstation ni butacas de Hans Fritz. Tener cosas, te va a crear preocupación de que te las roben, de que se rompan, etc. Menos cosas = menos preocupaciones.
  • Buscá la tranquilidad mental. Tranquilidad de no tener que preocuparte por pagar cuentas, de poder moverte con libertad sin tener una mochila que te pese mucho.
  • Conseguite tu refugio e intentá que tu vida no dependa 100% del sistema.

Seguramente se me puedan ocurrir muchas más, pero si sigo entro a hilar más fino no paro. Muchas de estas lecciones las “aprendí” pero no todas las pude aplicar o poner en práctica todavía, pero son parte de los valores que me guían y marcan mi camino.

Cuestión es, en un par de horas cumplo 36. Dicen que el vino se pone mejor con los años. Si bien la biología no nos ayuda a que suceda lo mismo con nosotros, día a día podemos esforzarnos para ser un poco mejor que el día anterior, y así, intentar parecernos más al vino.

Salú.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *